El Departamento de Comercio de los Estados Unidos propuso el lunes invertir hasta $6.6 mil millones para financiar una tercera planta de Taiwan Semiconductor Manufacturing Company Limited (TSMC) en Arizona. La financiación llegaría a través de la Ley CHIPS y Science, con el objetivo de fomentar una mayor producción doméstica de semiconductores. Esto representa un impulso más amplio para llevar más producción a los Estados Unidos, pero algo no mencionado es el aumento potencial de tensiones con China que podría traer este anuncio.
La planta propuesta sería una instalación de campo verde, lo que significa que está hecha completamente a medida desde cero. Se enfocaría en arquitecturas de 2nm (o más nuevas), diseñadas para una variedad de aplicaciones diferentes, incluyendo cómputo, comunicaciones inalámbricas 5G/6G y, por supuesto, Inteligencia Artificial. TSMC Arizona, la subsidiaria detrás de la construcción propuesta, ha afirmado que construirá la planta antes de que termine la década. El fabricante de chips afirma que la construcción traerá más de 20,000 empleos a la zona, y se espera alrededor de 6,000 roles de fabricación una vez que la instalación esté operativa.
La fabricación local ha sido un enfoque clave para la administración de Biden, ya que la pandemia de COVID-19 puso de manifiesto la vulnerabilidad de la cadena de suministro global. Estos problemas se han visto exacerbados por la ubicuidad del silicio en nuestra vida diaria. Según una asociación de comercio de semiconductores, las ventas globales alcanzaron los $47.6 mil millones en enero de 2024, marcando un aumento de más del 15% respecto al año anterior.

El compromiso renovado de TSMC con los Estados Unidos y su inversión en Arizona representan una historia más amplia para la fabricación de semiconductores hecha en América, con un fuerte apoyo de las principales empresas de tecnología de América para construir los productos en los que confiamos todos los días, dijo el presidente Biden en un comunicado vinculado a la noticia.
Gran parte de la financiación de la administración se ha centrado en empresas estadounidenses como Intel, que fue el objetivo de su propia propuesta de $8.5 mil millones hacia finales de marzo. TSMC, sin embargo, es un gigante con su cuota de mercado y avances tecnológicos. Sin embargo, la empresa se ha visto envuelta en crecientes preocupaciones geopolíticas. Los Estados Unidos y sus aliados estarían en clara desventaja si China se hiciera con el control de Taiwán y sus capacidades de fabricación. TSMC también tiene sus propias preocupaciones sobre ese escenario. Por un lado, los dos mayores clientes de la empresa, Apple y Nvidia, son estadounidenses. Por otro lado, algunos en EE. UU. incluso han sugerido que el país bombardee a los fabricantes de chips si es necesario.
Moulton, congresista de Massachusetts, manifestó: “Debemos dejarle muy claro a los chinos que, si invaden Taiwán, haremos explotar a TSMC”. Este comentario ha recibido críticas internacionales. Aparte de las cuestiones éticas, tal acción evasiva tendría un impacto masivo en la economía global. Además de Apple y Nvidia, TSMC también sirve a Sony, MediaTek, AMD, Qualcomm, Broadcom, entre otros. Intel está intentando alcanzar a TSMC, pero su ventaja tecnológica de varios años es imposible de ignorar. Por ahora, la mejor defensa de los Estados Unidos contra futuras interrupciones, ya sean pandemias o conflictos geopolíticos, es diversificar el suministro y la fabricación de componentes. La economía es global y TSMC valora la distribución de la cadena de suministro.
TSMC tiene operaciones en los Estados Unidos para apoyar mejor a sus clientes estadounidenses y para liderar futuros avances en la tecnología de semiconductores. Quienes siguen de cerca las relaciones entre EE. UU. y China ven las próximas elecciones presidenciales como un posible punto de inflexión. El ex presidente Trump escaló significativamente las tensiones comerciales, y la inclusión de Huawei en la lista de entidades fue un gran revés para la empresa, que perdió acceso a componentes clave de empresas estadounidenses como Google y Qualcomm. Haines, ex Directora de Inteligencia Nacional de EE. UU., advirtió que si una invasión de EE. UU. paralizase los productos de TSMC en Taiwán, tendría un enorme impacto financiero global que rondaría entre los $600 mil millones y $1 trillón anuales durante los primeros años.